Te veo , tan nítida y a la vez lejana, camino entre las calles y tu rostro no veo, se acerca la hora mortal, la oscuridad se va apropiando de mi, mientras..., un ocaso de luz me señala el lugar donde te encuentras, pero ya oscureció, las luces de la calle me ven caminando con mi sombra por caminos desolados, busco tu voz, pero el silencio de la noche se adueña del aire, mis suspiros se vuelven niebla, que fría noche, ya mi vida queda en pensamientos, me encuentro sentado en la esquina del viejo café, tan solo en una mano cargo una botella y en la otra tu ausencia.
Juan David Barón Bernal
